Viaje en el tiempo: A 80 años de la hazaña de los Héroes del 41
No hay otra hazaña en la historia del deporte venezolano que haya causado tal impacto ni trascendido tanto, incluso a otros espacios de la vida del venezolano, como la conquista de la Serie Mundial de Béisbol Amateur de 1941 alcanzado el 22 de octubre en la Habana, Cuba.
No podía ser más oportuna la fecha de este 80 aniversario para rememorarla justo en el lanzamiento de nuestro portal, que pretende con esta columna revivir acontecimientos de esta naturaleza y traerlos al presente para que ud., amigo lector, viva ese encuentro por medio de un viaje al pasado con estas líneas, que le estaremos llevando todas las semanas
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A 80 años de aquella gesta, todavía se siente su influencia en el presente y su peso histórico trasciende hasta el presente activando la memoria de todos los que, de alguna manera, han estado vinculados al deporte, especialmente al béisbol, de tanto arraigo en la población zuliana, de donde era la mayoría de los bautizados como los Héroes de 1941. Aquel 22 de octubre el poeta Andrés Eloy Blanco dedicó un poema a los campeones y el presidente Isaía Medina Angarita decretó la fecha como Día del Deporte en Venezuela. La selección recorrió el país causando euforia colectiva donde quiera que llegaba.
Fue la cuarta Serie Mundial de Béisbol Amateurs y participaron divisas de Panamá, Estados Unidos, Santo Domingo, Nicaragua, Puerto Rico, San Salvador, Venezuela y Cuba.
El torneo fue inaugurado el 27 de septiembre de 1941 abriendo con el partido entre Cuba y El salvador y a segunda hora Venezuela contra Puerto Rico. Cuba, Panamá, Venezuela y Estados Unidos llegaron como los primeros favoritos del certamen.
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El roster venezolano estaba integrado por los siguientes peloteros. Lanzadores: Ramón Fernández, Domingo Barboza, Daniel “Chino” Canónigo, Benjamín Chirinos, Pedro “Buzo” Nelson, Juan “Gatico” Hernández y Felipe Gómez; receptores: Enrique Fonseca y Guillermo Vento.
Los infielder fueron Luis Romero Petit, Dalmiro “Ovejo” Fino, José Antonio Casanova (capitán), José Pérez Colmenares y Atilano Malpica; los outfealder fueron Francisco “Tarzán” Contreras, Héctor Benítez Redondo y Jesús “Chucho” Ramos.
El mánager fue Manuel “Pollo” Malpica, el entrenador José Rodríguez y el delegado Abelardo Raidi.
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Venezuela y Cuba comenzaron ganando sus compromisos, pero el 14 los criollos cayeron 4 carreras por 2 ante República Dominicana. Tres días después los venezolanos se impusieron a Cuba 3 rayitas por 1 con excelente labor monticular del “Chino” Canonigo y ambas novenas se emparejaron en el primer lugar obligando a un juego de desempate por el campeonato.
El compromiso se celebró el 22 de octubre y tuvo como principal protagonista en el montículo al zuliano Daniel “Chino” Canónigo a quien, para el octavo episodio “ningún corredor le había pisado la tercera almohadilla”, relata Panorama en su crónica sobre el partido.
“(…) no fue sino en el acto de bajar las cortinas y luego de dos outs que un solo cubano puso sus spikes en la goma pentagonal para la única carrera. Los cubanos descienden del trono y los venezolanos escalan gloriosamente a el. La Copa Fulgencio Baptista y el Trofeo Jhon Moore vendrán haciendo compañía a nuestra muchachada entusiasta”, publicó el diario.
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El triunfo llenó de júbilo al país entero que transitaba unos de los peores momentos de su vida republicana luego de la independencia de España.
Para ese entonces Venezuela estaba inmersa en continuas desgracias. La malaria hacía estragos por el país y las condiciones sanitarias cercenaban el desarrollo de la nación. Además, todavía se sentían los embates de la dictadura de Juan Vicente Gómez y, aunque el petróleo asomaba como un salvador en el aspecto económico, la moral de la población estaba quebrada.
“Era un país acostumbrado a las derrotas. Estaban sumidos a una gran miseria e inmerso en todo tipo de desgracias. Una nación todavía rural, que no tenía la más mínima expectativa de prosperidad”, afirmó el historiador Javier González.
La victoria de 1941 fue un hecho deportivo extraordinario que sacudió los cimientos de la sociedad sin excluir a los sectores político y gubernamental. El éxito del equipo venezolano impulsó definitivamente el desarrollo del béisb en suelo venezolano.
