Betulio González, la leyenda que no morirá y es hito en la historia del pugilismo nacional
En 1977 el zuliano fue más y se consagró como el pegador venezolano de todos los tiempos al conquistar, por decisión, su tercera corona en la división mosca.
Esa noche del 12 de agosto de 1978, Betulio González escribió la página más gloriosa de su carrera como boxeador logrando algo que ni el mismo podía creer: Conquistar el tercer campeonato mundial del peso mosca, hazaña que por primera vez conseguía un venezolano.
A las 10:00 de la noche estalló la emoción del combate contra el mexicano Gutty Espadas, que mantuvo en vilo a todo el país hasta el último asalto (12) en el que ambos contendores “echaron el resto”.
El zuliano fue más y se consagró como el pegador venezolano de todos los tiempos al conquistar, por decisión, su tercera corona en la división mosca, hecho sin precedentes en la historia del pugilismo criollo, hasta entonces.
“Esta ha sido la pelea más brava de Betulio porque le demostró al mundo la clase de boxeador que es. Todos coincidimos en que, difícilmente, haya otra que la iguale en emotividad, derroche de coraje y escuela boxística”, expuso el desparecido periodista Joe Escobar en la crónica sobre el careo publicada en PANORAMA.
“Fue tan duro el combate para Betulio que al llegar al hotel se sumtegió por dos horas en una tina con agua helada para aliviar el dolor de los golpes. Después nos vinimos a Maracaibo por tierra y al llegar al puente no pudimos pasar de la pila 21 por la cantidad de gente que nos esperaba. Hasta Luis Aparicio Montiel se nos unió en la caravana cuando pasamops por Barquisimeto”, comentó Ángel Atilio Leal, uno de los mánager del púgil que lo acompañó por 25 años.
“Para mí todas las peleas eran importantes, pero esa me marcó porque tenía cuatro años esperándola. Yo subí dispuesto a todo y no estaba pensando cuánto me iban a pagar. Como todos, ganar ese combate era un asunto de honor”, dijo Betulio en ocasión de celebrar los 60 años de vida.
González ya se había proclamado, en dos ocasiones, monarca del peso mosca de la Asociación Mundial de Boxeo. La Primera fue en 1972 ante el filipino Erbito Salavarría y la segunda, en 1973, ante el mexicano Miguel Canto.
“Para mí, la pelea más importante que ha ganado Betulio fue sobrevivir al infarto (al corazón) que sufrió en 2005 y, las mejores defensas, salir bien de las operaciones posteriores”, señaló entonces su esposa Zenaida de González, quien falleciera en julio de 2012.
Betulio es el séptimo de 11 hermanos y nació en la Santa Bárbara, municipio Colón, el 24 de octubre de 1949, se mudó a Maracaibo a los 13 años, luego vivió en La Concepción 12 meses para, finalmente, radicarse en San Francisco, “al que represento con orgullo donde quiera que voy”, señala
“Él tuvo sus primeros contactos con el boxeo a los 13 años en el gimnasio Puntica de Piedra, de El Milagro. Era muy flaco y se movía velozmente. Desde entonces mostró lo que traía y su ascenso fue muy rápido”, comentó José Cristalino, entrenador de boxeo que tuvo gran ascendencia sobre Betulio.
La década de 1960 fue la más esplendorosa en el boxeo venezolano y Betulio se codeaba con los mejores. Era la época de Alfredo Marcano, Antonio Gómez, Morochito Rodríguez, Ramón Árias, entre otros.
Ese coraje que caracterizaba a la zuliano lo llevó a la primera corona en 1971 en una controvertida pelea donde su rival, el filipino Ervito Salavarría, admitió haber consumido sustancias prohibidas a lo largo del combate y las autoridades del Consejo Mundial de Boxeo le otorgaron la faja mosca al zuliano.
Pero en marzo de 1972 conoció en sabor amargo de la derrota a este nivel tras perder la corona ante el tailandés Bernice Borkhosor luego de retenerla en su primera defensa.
“Ese peso le duró poco tiempo y enseguida empezó a trabajar pensando en otra oportunidad, que llegó el 4 de agosto de 1973 cuando derrotó, por decisión, al mexicano Miguel Canto, En Maracaibo”, contó Ángel Atilio Leal, promotor boxístico zuliano.
Betulio defendió exitosamente dos veces esa corona hasta que un japonés, Shoji Oguma, se la arrebató en una cerrada decisión, el 18 de diciembre de 1974, en Japón.
En el tránsito a su tercer campeonato mundial, especificamente en 1977, González tuvo que enfrentar la justicia a raíz de un conflicto con su apoderado “Rafito” Cedeño.
“Estuve preso 16 días en una jefatura de Aragua, suceso que, lejos de entristecerme me alegró mucho porque sentí cuánto me quería la gente”, recordó el pegador.
El monarca del peso mosca tuvo éxito la tercera vez que defendió su faja, pero la perdió en el segundo intento en 1979. Luego realizó otras dos peleas buscando, sin éxito, el cuarto título mundial y se retiró definitivamente en 1989.
Luego se dedicó a la formación de nuevos valores en el boxeo bajo techo del gimnasio que lleva su nombre en San Francisco.
Allí trabajó por varios años hasta que un infarto, en 2013, lo alejó de los ensogados y se dedicó a contar su historia a los niños en las escuelas en un programa auspiciado por Pdvsa.
Otro infarto, en 2015, lo envió de nuevo a la lona, pero se levantó airoso y decidió asilarse en su casa definitivamente.
“Aquí me visitan los amigos y yo los recibo con cariño. Cada 24 de octubre, en mi cumpleaños, vienen a felicitarme y a conversar muchos de ellos. Solo salgo para atender a algunas invitaciones y a cumplir mis chequeos médicos”, dice el pegador de 72 años.
Tras el segundo ataque al corazón, Betulio sufrió frecuentes anginas de pecho que lo llevaron varias veces a la convalecencia en diferentes centros de salud. Todas esas batallas las superó, algunas con éxito y otras con dificultad, pero una de las que más le pegó fue la pérdida de su esposa Zenaida de González.
“Ella era parte de mi vida y estuvo conmigo en todas las refriegas con alma y corazón al igual que mi madre”, dijo una vez al inquirirle sobre la pelea más dura en su vida.