Neiro Urdaneta, «El Cañadero» que echó raíces en el sur y tuvo de retoño a la PL Sierra Maestra
El directivo celebra por todo lo alto al aniversario de la liga que fundó hace 43 años.
Cada vez que un equipo de la Pequeña Liga Sierra Maestra es noticia, buena o mala, el «Cañadero» Neiro Urdaneta aparece tras bastidores vinculado a ella.
Ante los medios de comunicación, ante la comunidad de Sierra Maestra, ante el Directorio Nacional de Pequeñas Ligas e incluso ante la Presidencia de República, «El Cañadero» ha sido la voz cantante de la liga a lo largo de 43 años, que celebra el circuito este 15 de septiembre.
Contar la historia de Neiro Urdaneta, «El Cañadero» es contar la historia de la Pequeña Liga Sierra Maestra. Es una simbiosis, el desarrollo vital de dos seres complementarios en más de cuatro décadas.
Más de la mitad de sus 74 años se los ha dedicado a la organización de pelota menor a la cual llegó a finales de los años 70 cuando se llamaba Ordesima y funcionaba en la sede de Fundesima.
No tardó mucho en convertirse en líder directivo del circuito y en promover los cambios que más tarde llevarían a sus equipos a obtener los primeros campeonatos internacionales incluido un título mundial en la categoría infantil.
Hoy, aun con sus años a cuesta, sigue siendo puntal central de la liga y aunque ya no trabaja en labores de campo como técnico, árbitro o arreglando el terreno, lleva la batuta de la orquesta que siempre suena afinada y con buen ritmo a pesar de tantos reveses en los últimos años.
Esta temporada la liga logró el campeonato nacional en la categoría sénior y, según los especialistas, era el equipo con más opciones de titularse en el Latinoamericano, pero a pesar de las diligencias que a la calladita primero, y luego a voz populi hizo Urdaneta con toda la comunidad , el equipo no pudo viajar.
Pero eso no lo amilanó, pasó la página y continuó el trabajo pensando en la próxima temporada. La liga ya inauguró el torneo 2022-2023 y aprovechó el acto para interceder por el circuito ante las autoridades presentes, que se comprometieron, por lo menos, a recuperar la iluminación del complejo José «Papuche» Díaz, sede de la Pequeña Liga y su segunda casa, noticia que le devolvió luces de esperanza.
De la Cañada a San Francisco
«El Cañadero» llegó del municipio Urdaneta a los 31 años acosado por la mala situación de toda su familia en esa localidad. Allá había jugado buen béisbol con un grupo de peloteros entre los que destacaba la figura de Jesús «El Jet» Hernández, quien más tarde se consagraría como uno de los grandes peloteros del béisbol doble A del Zulia.
«Aquí comencé a visitar centros deportivos donde se jugaba béisbol y conocí a la Pequeña Liga Ordesima. También me preparé como árbitro y llegué a ser directivo del circuito», relata Urdaneta.
Desde allí promovió la creación de la liga con nombre propio y acudió a la entonces directiva de la Sociedad de Amigos de las Pequeñas Ligas del Zulia, Saplez, donde con ayuda de Gilberto Ocando Yamarte obtuvo la franquicia para la creación de la Pequeña Liga Sierra Maestra el 15 de septiembre de 1979.
Pero no se conformó con crear la organización, tenía en mente un reto mucho mayor para completar su obra: Construir una sede propia para el circuito.
«Como las dimensiones del estadio en Fundesima se estaban quedando pequeñas para el crecimiento de la liga, buscamos otro estadio y vimos como alternativa este terreno (actual «Papuche» Díaz) que había sido usado para los Juegos Bolivarianos y luego abandonado, por lo que estaba en ruinas», recuerda.
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En 1983 recibe el terreno en comodato por parte del gobernador Humberto Fernández Auvert y con papeles en mano se va a Caracas a buscar financimiento logrando acceso hasta el Palacio de Miraflores donde lo recibe el propio presidente de la República, Luis Herrera Campins, quien le aprueba 2.700.000 bolívares.
El dinero llegó fallo, pero logró que construyeran el estadio a través de la Gobernación del Zulia . En un principio solo estaban los dogouts, y las tribunas de madera. Después la ferretería Bicolor donó la cerca perimetral y otras mejoras.
Eran los tiempos cuando había categorías hasta con cinco equipos y un voluntariado numeroso. La situación del país permitía a todos trabajar ad honorem como lo establecen los reglamentos pues sus ingresos provenían de otros trabajos, con la colaboración de los padres que siempre ha existido en el movimiento.
«A diferencia de ahora, que todo se consigue a fuerza de dinero, todos trabajaban por un objetivo común y la parte económica no era lo principal. Claro teníamos de patrocinantes a la Lotería del Zulia, Asamblea Legislativa del estado Zulia y Gobernación del Zulia, Polar, Vencemos Mara, Bicolor, entre otros», acota.
El fruto del trabajo
En el nuevo estadio terminaron de estructurar las categorías sénior y juvenil y comenzaron a llegar los triunfos y campeonatos nacionales.
«La primera conquista importante a nivel deportivo fue en 1993 cuando logramos ser campeones nacionales sénior y latinoamericanos en Monterrey, México. Fuimos al Mundial y logramos el subcampeonato mundial», señala.
A finales de 1990 lograron consolidar la categoría infantil que ya venía dando buenos frutos. En el 2000 «estructuré un buen equipo y me los puse a trabajar. Luego le di oporunidad a Eduvino Quevedo que venía haciendo un gran trabajo como técnico», relata Urdaneta.
Ese año lograron dos títulos nacionales: La categoría infantil fue al Latinoamericano en Barranquilla y logró el campeonato, pero el sénior se vino con las manos vacías de Aruba.
Los infantiles fueron al Mundial y lograron el campeonato, segundo que obtiene Venezuela en las Pequeñas Ligas en esta categoría, luego que Coquivacoa lo había conquistado en 1995.
En 1991 vuelven a quedar campeones latinoamericanos en sénior, pero no pueden viajar al Mundial. Al siguiente año fueron al Latinoamericano preinfantil sin lograr el título, luego en 2007 vuelven a ser campeones de Latinoamérica en el evento celebrado en Maracaibo.
En 2013 lograron el último título internacional alcazado por la categoría sénior, que no tuvo suerte en el Mundial.
Reconocimientos
La gran obra de Urdaneta no ha pasado desapercibida, aun cuando quizá no haya recibido una recompensa que le permita vivir tranquilo los años por venir.
Ha sido reconocidos dos veces como Dirigente del Año de las Pequeñas Ligas y por la Asociación de Béisbol del estado Zulia en el 2000. En 2016 volvió a recibir el reconociemiento de parte del DNPLV.
También fue declarado Hijo Ilustre de San Francisco y recibió la orden Relámpado del Catatumbo por su gran trabajo en la Pequeñaa Liga que fundó.
Fue contratado por el Instituto Regional de Deportes del estado Zulia por dos periodos hasta que fue destituido por el el gobierno de Omar Prieto, gestión bajo la cual se organizó un complot para sacarlo de la dirigencia del circuito sureño, objetivo que lograron a medias pues al poco tiempo volvió a ser restituido gracias al inmenso palmarés que lo asistía.
Actualmente, con 74 años, se mantiene al frente con el mismo espíritu inquebrantable y sin ánimo de dar un paso al costado pues considera que todavía tiene mucho que dar a la liga, aunque solo viva de una pensión de 130 bolívares mensuales, único ingreso que genera por medios propios.
Luis Bravo
Foto: Luis Bravo