Moisés Ramírez combina dos pasiones con éxito, una en el estadio y otra en el quirófano
Tiene 58 años jugando pelota y 32 como cirujano ortopédico en el Hogar Clínica San Rafael.
Ser un médico exitoso no lo apartó de su otra pasión: El béisbol. Moisés Ramírez, cirujano ortopédico y traumatólogo, es uno de esos zulianos que un día se encontró en la encrucijada de elegir entre seguir estudiando o jugar pelota.
Su elección fue fácil, seguir con las dos. Le gustaba jugar, pero también quería estudiar así que se armó de estrategias para continuar con una sin dejar la otra.
Ese transitar lo llevó por la vida cumpliendo dos roles de los que hoy siente plena satisfacción y orgullo. Servir a los demás por medio de la medicina es la pasión que más revela su espíritu altruista.
Ayudar a muchos semejantes incondicionalmente, aunque sea sin paga, es algo que se le ve hacer a cada momento y lo convierte en un personaje querido, admirado y respetado por quienes le conocen y tratan.
Hoy, a sus 65 años, se mantiene activo en el terreno de juego cubriendo la tercera base en la liga de softbol máster Canchancha. Ya no gana batallas en el campo con la efectividad de sus años mozos, lo que sí logra en el quirófano donde el conocimiento y la experiencia que dan los años cobra fuerza.
Se ha desempeñado en varias instituciones de salud en Maracaibo, pero la fase más humanitaria de su currículo la conforman 32 años de servico en el Hogar Clínica San Rafael.
«El béisbol simpre fue mi pasión. Lo practico desde los seis años cuando me inicié en las Pequeñas Ligas de Venezuela. El 25 del pasado mes de junio cumplí 58 años jugando a la pelota, ahora en el softbol máster», dice.
Actualmente cumple funciones en el Hospital General del Sur donde además es profesor de post grado en ortopedia y traumatología de la Universidad del Zulia, con énfasis en la catedra de ortopedia infantil o pediátrica, que va de la mano con sus funciones en el Hogar Clínica San Rafael, donde es coordinador de la Unidad de Cadera y Ortopedia.
Se inició como pelotero en la Ymca de la mano del entonces entrenador Gilberto Ocando Yamarte y pasó por todas las categorías de las Pequeñas Ligas hasta la juvenil compartiendo su pasión por el béisbol con los estudios de medicina, que no dejó hasta convertirse en profesional.
Concluida su última fase en las Pequeñas Ligas pasó a jugar en la doble A del llamado béisbol romántico enfilándose con el OSP, posteriormente Lotería del Zulia, y pasa luego al equipo de la Universidad del Zulia, casa donde estudiaba.
Confiesa que la exigencia de su carrera le impidió compenetrarse más con el béisbol doble A, cuyo nivel alcanzaba visos de profesional en esa época.
«Era difícil destacarse en el terreno si no tenías preparación constante porque se jugaba un béisbol semiprofesional», agrega.
Luis Bravo
Foto: Luis Bravo