Decepción nacional en Venezuela, una historia que se repite en eliminatorias mundialistas
La ilusioón de un país por ver a su selección la primera vez en un mundial se desvaneció estrepitosamente
Venezuela ha sufrido este martes una decepción de carácter mundial. El golpe ha sido tremendo. Los venezolanos se habían ilusionado con jugar la repesca camino de la Copa Mundial 2026 contra un equipo de Oceanía, pero tras perder con Colombia por un resultado abultado (3-6), y que Bolivia no perdiese contra Brasil, ha quedado eliminada. La vinotinto no disputará el que parecía que iba a ser el primer mundial de su historia, publicó el dirio El País.
La selección venezolana llevaba ocho partidos invictos como local, cuatro victorias y cuatro empates. Para clasificarse como séptimo en las eliminatorias CONMEBOL debía copiar el resultado de Bolivia. Con eso era suficiente. Sin embargo, cayó estrepitosamente contra el equipo de James Rodríguez y Lucho Díaz. Lo ocurrido en El Alto no mejoraron las cosas: los bolivianos ganaron por un gol a cero a Brasil, que salió con muchos suplentes. El gol lo hicieron tras un penalti muy riguroso.
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Venezuela es un país muy beisbolero que en los últimos tiempos se ha aficionado también al fútbol. En una nación en la que las buenas noticias escasean, mucha gente había puesto sus esperanzas en ver a su equipo nacional disputar la copa mundial que se celebra el año que viene en Estados Unidos, Canadá y México.
Esta decepción se suma a la tensión latente que hay con Washington, que ha desplegado cerca una flota armada, y el permanente conflicto político, que se agudizó en 2024, tras la elecciones presidenciales.
La derrota de la selección ha caído como un balde de agua fría a una fanaticada que, dentro del país y en la diáspora, se sintió más cerca que nunca de saborear la felicidad de asistir al torneo deportivo más popular del planeta.
La ilusión de ir al Mundial se había convertido en uno de los aliviaderos naturales en el ánimo de una ciudadanía que atraviesa una costosa y prolongada decadencia social y económica, y en la cual se va consolidando una relación conflictuada y atormentada con el país.
Venezuela, país que habría creído dejar definitivamente atrás su condición de cenicienta futbolística en la región, recibe una goleada de seis tantos por primera vez en más de 20 años. “Esta, en mi opinión, la decepción más grande que ha vivido el deporte venezolano en toda su historia”, afirmaba el periodista y locutor Humberto Turinese en sus comentarios televisivos. “Toda la fanaticada queda defraudada, toda la inversión, todo el apoyo del público, de la empresa privada, ha terminado en un resultado decepcionante. No se justifica un octavo lugar luego de haber tenido todo a la mano, todos los recursos para tener éxito”.
El alentador desempeño de la selección venezolana en la Copa América de 2024, y la consolidación de una generación de jugadores con probada competencia en ligas de España, Brasil, México y Estados Unidos -como Jon Aramburu, Yangel Herrera, Jefferson Savarino y Salomón Rondón, veterano legionario de la Premier League- había extendido una ilusión que lucía fundamentada en torno a la posibilidad de ir por primera vez a un Mundial.
El director técnico de la Vinotinto, el argentino Fernando el bocha Batista, había ido agotando su crédito ante la fanaticada luego de una sucesiva demostración de partidos de pobre calidad -particularmente contra Uruguay en Montevideo y Argentina en Buenos Aires- incluso en los casos en los cuales se ganaba, como sucedió en la última victoria ante Bolivia.
Luego de pasar unos meses de luna de miel con la afición y la prensa deportiva, el malestar con los resultados insuficientes de la vinotinto bajo la dirección de Batista se ha venido extendiendo.
“Quiero pedir disculpas a los venezolanos por no haber podido lograr el sueño vintotinto. Es un momento muy duro en lo personal y en lo deportivo. Le doy las gracias a todos los que me apoyaron en todo este proceso”, ha afirmado, de manera muy escueta, y con semblante visiblemente afectado. Su adiós se da como un hecho.
Fuente: El País
Foto: Cortesía