Béisbol

Zulia culmina 2022 en el octavo puesto del ranking nacional de béisbol y con un título conquistado

La Asociación evalúa como positivo el balance a un año de la reactivación tras la pandemia.

 

El béisbol zuliano termina el 2022 ubicado en el puesto ocho del ranking nacional masculino con un solo título alcanzado, tras su reactivación luego de la pandemia por la Covid-19 y, como el resto de los deportes en el estado, sumergido en una severa crisis por falta de recursos económicos.

Zulia se tituló en el Campeonato Nacional máster (40 años), que se celebró en Lara y Portuguesa el mes pasado, con un triunfo contundente que salvó el honor de la entidad en materia de primeros lugares pues el resto de las 11 categorías no figuró ni con un tercer puesto.

Llama la atención en este balance que en las categorías menores, donde está el desarrollo y el Zulia tradicionalmente destacaba, no hubo avances importantes. Apenas la categoría infantil logró un cuarto lugar.

A ello se suma que la entidad no pudo participar en los Juegos Nacionales del pasado mes de enero. En síntesis, el año cierra con un solo campeonato para las arcas regionales.

Liliana Fuenmayor, presidenta de la Asociación Zuliana de Béisbol, Asozulia, evalúa como positivo el balance de estos 12 meses considerando que más allá de su actuación en los eventos nacionales, la entidad termina en la casilla ocho del ranking nacional, luego del puesto 20 que ocupaba para abril de este mismo año, lo que significa que subió 12 escalones en ocho meses.

«Los números dicen que tras la pandemia y a pesar de la crisis, hemos logrado avanzar bastante en el ranking y eso es un punto a favor para continuar la lucha», agrega.

Y reveló un dato desconcertante. Aunque todos saben que nada ni nadie escapa a la difícil situación económica, en el béisbol no viaja un equipo sino es por autogestión.

«Aquí viajamos a un compromiso nacional si los padres, patrocinantes y amigos aportan los gastos. No tenemos apoyo oficial y todo se cubre con recursos provenientes de rifas, verbenas y del bolsillo de los padres y representantes. También de muchos amigos que apoyan con patrocinio», explicó Fuenmayor.

Pero esta situción conlleva a  consecuencias negativas que muchas veces trascienden del entorno íntimo de las organizaciones.

Representantes han denunciado que frecuentemente el apoyo de algún patrocinante, padre o representante con posibilidades económicas va condicionado a que su representado (jugador) sea incluido en la selección de turno, aun sin reunir los requerimientos técnicos para formar parte.

Aunque no es un fenómento nuevo, estos procedimientos causan descontento en el seno de las ligas pues muchos de sus miembros lo visualizan como manejos dolosos y tráfico de influencias. Son eventos poco conocidos públicamente, pero trascienden a través de la denuncia anónima en todas las organizaciones de pelota menor que funcionan en el Zulia.

En todo caso, de ocurrir realmente, son prácticas insanas que atentan contra el carácter formativo, ético y pedagógicos de la disciplina.

Otras razones

Liliana Fuenmayor coloca sobre el tapete la influencia alcanzada por las academias de béisbol profesional en la pelota federada, que según ella, disminuyen el rendimiento de los diferentes equipos en los compromisos nacionales por las limitaciones a que son sometidos los peloteros «protegidos».

«Nuestras selecciones están cada vez más sujetas a estas organizaciones, pero lo más preocupante es que sucede con la aprobación de los padres quienes son en definitiva los que deciden el destino de sus hijos menores», explica.

Entiende que la situación económica juega un papel fundamental en el avance de este fenómeno. «Muchos padres, estamos claros que no son todos, ven en la firma al profesional del hijo la solución a sus problemas económicos y eso se escapa a las manos de quienes dirigimos el béisbol», admite.

Revela ser testigo de cómo los «cazatalentos» comienzan a influenciar en el entorno de los niños con potencial desde que tienen apenas 12 y hasta 10 años. Luego se lo llevan sin dejarle una compensación a la liga que satisfaga el costo de formación inicial del pelotero.

Fuenmayor indica que estas situaciones se presentan en todas las organizaciones de béisbol menor: Federado, Pequeñas Ligas y Criollitos de Venezuela.

«Después que lo protegen el muchacho queda sin disponibilidad para los planes de la liga y necesitará permisos para asistir a los eventos, en el mejor de los casos. En otros se lo llevan y no nos queda más que desearle suerte y decirle adiós», señala.

Ante estos señalamientos Luis Fuemayor, scout de los Marineros de Seattle en Venezuela, defiende el papel de las academias atribuyéndoles más beneficios que perjuicios al béisbol.

«La familia de ese talento recibe una inducción antes de proceder. Nosotros hacemos un trabajo social en el entorno de ese pelotero. Luego comienza el proceso de adaptación y formación que incluye muchos beneficios para él incluyendo estudios y aprendizaje del inglés», explica.

Añade que en República Dominicana, su organización y muchas otras de la Major League Baseball, ya cuentan con programas para que los prospectos enviados allá se gradúen de bachilleres paralelamente a su preparación como peloteros.

En síntesis la situación general del béisbol en el Zulia no es diferente a la del resto de las disciplinas entre las que asoma como núcleo central de los males las limitaciones de recursos económicos. Y aunque sus directivos han logrado avances muy importantes en materia de autogestión, falta mucho por andar para aflojar las cuerdas que aprientan cada vez más en este sentido.

Luis Bravo

Foto: Luis Bravo

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