Árbitro de béisbol Luis González: «Luego de 30 años todavía me falta mucho por recorrer»
El juez de terreno es Embajador de la fundación Compañeros de Batalla que lucha contra el cáncer infantil.
Trabajar como árbitro de béisbol no lo es todo para el reconocido umpire zuliano Luis González aun cuando suma más de 30 años ininterrumpidos en esta labor atesorando todo un cúmulo de experiencias con diversidad de matices.
De esas tres décadas, 20 años los desarrolló exitosamente en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, máximo referente de la pelota rentada criolla y el resto en el aficionado, principalmente en las Pequeñas Ligas, escuela donde recibió las primera lecciones.
También le llena de satisfacciones servir a los demás. Por eso no reparó en agregarse desde 2014 como voluntario de la fundación Compañeros de Batalla, órgano del Hospital de Especialidades Pediátricas de Maracaibo, que lucha en favor de los niños con cáncer
González fue nombrado Embajador de esta institución, una función que realiza con orgullo pues le permite hacerle saber a los pequeños que hay personas interesadas en ayudarlos y multiplicar el trabajo humanitario en su favor.
A Luis se le puede ver arbitrando un partido de béisbol en la pelota profesional criolla, con peloteros grandeligas en juego, lo mismo que en un partido de Pequeñas Ligas con igual profesionalismo y aptitud didáctica.
No es extraño en el terreno de juego verle tender la mano a un pelotero de ligas menores para ayudarlo a levantar tras un deslizamiento luego de sentenciarlo out, aun cuando el jugador haya quedado inconforme con la apreciación. Una acción personal raramente observada en el béisbol criollo.
No tiene medios tonos y sus sentencias llevan el sello de la credibilidad que, tras bastidores, otorga una larga experiencia, un proceso formativo completo y el continuo mejoramiento.
Notables actuaciones en diversidad de eventos nacionales e internacionales e importantes reconocimientos adornan su extenso currículo, difícil de recoger en una nota periodística.
Formación
«Me inicié en la Pequeña Liga San Felipe en 1983, a los siete años, ayudando con los juego de los mas pequeños. Allí Jaime Boscan y Humberto Leal dictaron mi primer curso y comenzó todo, ellos me dieron las primeras herramientas para comenzar en esta carrera», apunta.
Su humildad lo caracteriza y no se reserva nada al momento de reconocer que no todo es obra suya, sino también de importantes aportes de otros árbitros, a quienes considera amigos y hermanos.
«Mi formación se la debo a varias personas. Inicialmente a Omar Silva, quien creyó en mí desde el principio, a Jairo Martínez que me ayuda en mi crecimiento y me guió al nivel profesional, a Henry León que con sus consejos y experiencia me enseñó el camino y a Jorge Diaz, quien con su gran trayectoria confió en mí presentándome y recomendándome al gerente general de la LVBP luego de lo cual he acumulando una experiencia de 20 años en esta organización», señala.
«Si volviera a nacer escogeria ser árbitro de béisbol», dice sin reparos.
Entre sus mejores recuerdos guarda gratamente arbitrar en el Mundial U-15 (WBSC) de Japón 2016. «Fui el umpire principal en el juego inaugural y también en el juego final. Fue algo maravilloso», relata.
Ha sido árbitro en tres Series del Caribe y también trabajó en el béisbol de los Juegos Panamericanos Júnior de Barranquilla, Colombia. Fue designado para el Preolímpico de 2020, pero la pandemia impidió que el evento se realizara.
Es casado con Jemmy Alejandra Monsalve, el gran gran apoyo de su vida. Michelle Stefani, profesional de 23 años es su hija mayor, le sigue Santiago Andrés, de 16, estudiante y guitarrista y Mathías David, de nueve, estudiante y futbolista, completan la trilogía más querida y grande de su existencia.
Trabajo didáctico
González no quiere quedarse con lo que ha aprendido y por eso transmite su conocimiento a lo que llama la generación de relevo del árbitraje zuliano.
«Actualmente pertenezco al grupo de instructores y evaluadores de VUC Fedebeisbol y soy el instructor evaluador y asesor de las Pequeñas Ligas de Venezuela.Trabajo con un grupo de siete jóvenes de edades entre 15 a 20 años para así prepararlos, capacitarlos e instruirlos a los fundamentos basicos», explica.
Señala que luego de tres décadas arbitrando y a sus 46 años «todavía me falta mucho camino por recorrer». Entre muchos sueños que anhela se hagan realidad, uno lo desvela: Asistir a un campamento para umpire en Estados Unidos «eso seria grandioso», acota.
Luis Bravo
Foto: Luis Bravo