Lino Connell en su cumpleaños 84, “me falta ver a mi nieto coronarse campeón”
El multiatleta más reconocido del deporte regional se mantiene activo en voleibol y softbol máster donde asombra con su destreza
Lino Connell, gloria deportiva nacional con placa en el Salón de la Fama criollo desde 2005, está arribando a 84 años este domingo 19 de febrero con mucho que contar sobre las satisfacciones que le ha dado la vida, más que de otros episodios.
Un ambiente de fiesta embarga al sector deportivo zuliano esta semana, especialmente al de voleibol, que cierra con broche de oro cantando el cumpleaños feliz al mejor voleibolista criollo de todos los tiempos.
Impresiona verlo tan saludable física y mentalmente, pero más aun, asombran las destrezas que despliega jugando softbol y voleibol, deportes que aun practica y donde ningún otro, incluso de menor edad, se le coloca a lado entre los másters.
El cabimense no recuerda, ni mucho menos lleva registros, de la cantidad de reconocimientos que ha recibido en la vida desde los 10 años aproximadamente cuando comenzó a jugar voleibol en su escuela.
Hoy muestra con orgullo una gran habitación tapizada por completo de placas, medallas, cuadros, diplomas, trofeos y un sinfín de otros objetos recopilados a lo largo de casi ocho décadas haciendo deporte. Un espectáculo digno de admirar por ser retrato fiel de un triunfador en el deporte.
“Y todavía tengo más ‘souvenirs’, pero están guardados en otro cuarto porque aquí ya no caben”, aclara al momento de presentar la galería en su modesta casa del sector Ziruma donde ha vivido siempre desde que se vino de Cabimas a Maracaibo.
Aunque sus mayores méritos fueron en voleibol jugando 20 años para el Zulia y 14 en la selección nacional, Lino también se desempeñó con resonante éxito en boxeo, baloncesto, béisbol, softbol y fútbol.

Conociendo sus habilidades para el juego de pelota, Pompeyo Davalillo lo intentó convencer para firmar al béisbol profesional con el Caracas. “Ya yo tenía 24 años y consideraba que estaba muy avanzado en edad para intentarlo”, señala.
Entre sus reconocimientos ocupan sitial de honor el Doctorado Honoris Causa entregado por la Universidad del Zulia en 2006.
“Luis Aparicio Montiel y yo somos los únicos deportistas zulianos que han recibido esta distinción de LUZ”, confirma.
Recientemente el Concejo Municipal de Maracaibo creó el premio al Mérito Deportivo con su nombre, que fue entregado en primera y segunda clase a destacados deportistas de la región.
A pesar de su origen humilde (debió dejar de estudiar secundaria para trabajar tras la muerte del padre), como atleta nunca tuvo necesidad ni espíritu de aventurarse para competir para otra entidad o país y se mantuvo fiel a su estado Zulia.
“El club Santos de Brasil me ofreció trabajo en voleibol. Lo analicé mucho, pero al final, desistí”, dice.
Reconocimiento en vida
Agrega que el premio al Mérito Deportivo con su nombre le satisface plenamente pues es un reconocimiento que se le hace en vida. “A diferencia de la mayoría de otras distinciones que se hace en honor a personas fallecidas”, dice.
Sin embargo, Lino comenta que entre ese montón de cosas en su galería no está el regalo que más quiere de la vida. “Ese llegará más tarde y por eso le pido a Dios algunos años más para tener la dicha de ver a mi nieto Larry Antonio coronarse campeón nacional o internacional con el equipo donde juega béisbol”, expresa.
Admira a su nieto, hijo de Larry Connell, por su forma de jugar al béisbol con apenas cuatro años y se atreve a pronosticar que el peloterito los va a superar a todos.
Y como hijo de gato caza ratón, Lino tuvo una descendencia que también prospera en el deporte.

De sus dos matrimonios tuvo ocho hijos. Hablar del primer casamiento inevitablemente lleva a tocar uno de los capítulos más tristes de su vida como fue la muerte de su esposa y tres hijos varones.
Los cuatro fueron víctimas de la tragedia aérea más grande registrada en la aviación nacional hasta entonces, cuando un avión de Viasa cayó sobre el sector Ziruma y una de las turbinas le destrozó la casa con su familia dentro.
Afortunadamente se salvó la hija menor, Liseth, de tres meses, porque estaba retirada del resto del grupo dentro de la misma casa, relata.

“Yo acababa de salir a jugar y cuando iba por la Plaza de Toros me enteré por la radio que había caído un avión en Ziruma. Regresé y me conseguí con la tragedia”, recuerda.
Se volvió a casar con Francis de Connell y tuvo otros cuatro hijos, todos excelentes deportistas, entre ellos Lino y Larry Connell, grandes figuras del béisbol y baloncesto profesional. Junto con nueve nietos son su orgullo y tesoro más preciado. Francis, también falleció.
Estirpe de campeones
Lino es el tercero de cinco hermanos, entre ellos una mujer, todos grandes deportistas. Neria, que así se llama la dama, actualmente de 85 años, fue una de las mejores voleibolistas zulianas.
El primogénito Frank, falleció a los 82, hace un lustro. Se destacó en béisbol. Eleazar, el cuarto, fue gran jugador de voleibol compartiendo equipo con Lino en la selección regional y Nelson, el menor, fue campeón suramericano en levantamiento de pesas.
Una estirpe que refleja en el tercero de los hermanos, la máxima expresión del éxito deportivo dentro y fuera de Venezuela.
Entre la inmensa cantidad de amistades que ha cultivado en este largo trayecto Lino mencionó a los memorables Alves Thomas, Bob Lancelot, Noé Maduro -su compadre-, Arturo Medina y Elsa Antúnez que también fue su alumna. Pero la lista es infinita.
Connell tiene título de profesor de educación física graduado en la Universidad Pedagógica Libertador y el de licenciado en educación física con equivalencia en LUZ.
Su currículo registra logros en todas las etapas de un deportista: Atleta, entrenador, docente y dirigente. Actualmente es jubilado de la Universidad del Zulia e integra el contingente zuliano de las Glorias Deportivas.
No falta a un acto público al que sea invitado, especialmente si se trata de deportes. Es un ícono del deporte zuliano, un imán que atrae a jóvenes deportistas, adultos y mayores para posar en una fotografía donde quiera que esté.
Digno ejemplo para más de una generación, poseedor de una hoja intachable de vida, espejo de honestidad, transparencia, disciplina, trabajo y constancia.
Aunque su humildad le haría dudar si le preguntaran, merece una estatua en el Paseo de Los Ilustres Zulianos.
Luis Bravo
Foto: Luis Bravo