Pequeña Liga La Limpia no consigue salida a su laberinto
A cinco meses del conflicto que estremece los cimientos del circuito de la zona oeste, la liga espera una respuesta que le permita respirar tranquila
La Pequeña Liga La Limpia ha sido noticia durante las últimas semanas a raíz de un acontecimiento que le atañe directamente desde hace casi cinco meses aproximadamente, pero que venía gestándose en su claustro, el estadio Libertador, por otro periodo indeterminado.
Es un conflicto interno que cubre el entorno del circuito desde noviembre del año pasado sin que hasta ahora se vislumbre una salida, al menos, en el corto plazo.
Aunque algunas de las partes involucradas directa e indirectamete manifiesten que todo sigue funcionando igual, a pesar del problema, la situación dista mucho de ser normal.
Hay una tensa calma y el ambiente está saturado del tema en cuestión: Un conflicto a todas luces que trascendió el perímetro de la única liga de la zona oeste de Maracaibo, núcleo de las comunidades más humildes de ciudad.
A pesar de todo la liga ha continuado su marcha y los torneos regulares han salido, incluso en febrero pasado el estadio Libertador fue sede de la serie preinfantil, para definir el representante de las ligas del Zulia a la final nacional de la categoría.
Igualmente se prepara a los equipos para afrontar los festivales de las categorías escuela y pitoquito, pero todo sigue cubierto por el velo de la incertidumbre que viven los adultos, padres y representantes, conscientes de lo que, puertas adentro, sucede.
Tres vertientes
La situación es el resultado de desacuerdos que han llevado a enfrentamientos subidos de tono entre dos bandos que, en esencia, se disputan el control de la liga sobre el cual cada uno se siente con legítimo derecho.
En ello tiene injerencia directa, como mediador y autoridad, el Directorio Nacional de Pequeñas Ligas de Venezuela (DNPLV), que a pesar de sus esfuerzos, no ha logrado la conciliación de las partes y mucho menos la solución del conflicto.
“Por los momentos toca esperar por una reunión del DNPLV en pleno para tratar de dar una repuesta. Esa reunión no ha sido posible debido a la dispersión de los miembros de nuestra organización pues cada quién tiene responsabilidades que atender vinculadas al desarrollo de los campeonatos nacionales interligas en desarrollo y, además, debido al aumento de las diligencias con relación a la organización del Latinoamericano infantil, que nos mantiene muy ocupados”, explicó Francisco Rangel, vicepresidente del DNPLV.
Al inquirirle sobre sí sería necesario esperar para después del Latinoamericano con fecha del 1 al 9 de julio, respondió que eso es imposible y qué en el transcurso de los próximos días se procederá a organizar esa asamblea.
Esta afirmación da una luz de esperanza a la pronta llegada del momento para respirar tranquilo a quienes hacen vida en el seno de la liga.
Sin embargo, la consulta a las partes enfrentadas sobre las razones de su posición, refleja que una tregua y el reconocimiento del oponente estaría lejos en los actuales momentos.
Cómo nace el conflicto
El conflicto nace exactamente por la suspensión de un miembro de la junta directiva del periodo pasado (que también es entrenador) a finales de 2022.
Este hecho ocurrió durante el segundo periodo de Ángelo Hernández al frente de la liga como presidente de su junta directiva, luego de un año de su reelección.
“Yo lo desincorporé como directivo, pero no lo hice como entrenador y ese fue mi error, lo que derivó en otros problemas”, explicó Hernández.
A ello siguió una serie de renuncias de directivos (ocho), más del 50%, por desacuerdos con la forma cómo se manejaba el funcionamiento de la liga, que la dejaron prácticamente sin su tren directivo por lo que, siguiendo los estatutos de las Pequeñas Ligas, el DNPLV se vio en la obligación de intervenir nombrando un comité administrativo, que se encargaría de tomar las riendas del circuito y organizar nuevas elecciones en un lapso de 90 días.
Se organizaron las elecciones y, aparte de la plancha que encabeza Ángelo Hernández (número 2) surge otra plancha (la número 1) conformada por una parte del personal que había renunciado, se agregan otros más y queda liderada por Noralí Muñoz, representante por muchos años de la liga, madre de José Dávila, promesa del béisbol profesional venezolano, formado en este circuito, que actualmente juega en ligas menores de los Cardenales de San Luis en Estados Unidos.
Según Muñoz, sus motivos para encabezar la plancha y lanzarse a la pugna electoral obedecen al apego que siente por la liga, a la invitación de un grupo de personas amigas, dolientes del circuito, y, especialmente, a las irregularidades que venía observando en su funcionamiento.
“Tengo una sobrina en la liga y me he mantenido vinculada a ella desde siempre por lo que me unen lazos muy estrechos. Además, he observado muchas cosas negativas, entre ellas, cobros exagerados y maltrato verbal a los representantes. Eso, más otras cosas que no puedo mencionar, fueron los motivos que me llevaron a aspirar la presidencia”, relata Muñoz.
Indicó que mantendrá la batalla hasta donde legalmente le permitan sus competencias como aspirante a presidir la liga. «Estoy segura que me asiste la razón y sé que no estamos arando en el mar en una lucha estéril. Hay muchas cosas que corregir en la liga y ese es mi objetivo», acotó.
Como estaba programado dentro del lapso de los 90 días se realizaron las elecciones resultando electo nuevamente Ángelo Hernández en un proceso que, según denunciantes de la plancha opositora, estuvo plagado de irregularidades.
Impugnación
Heberto González, candidato a la vicepresidencia por la plancha número uno, que salió derrotada, señaló que el proceso presentó vicios desde el inicio hasta el final, motivo por el cual impugnaron muchos procedimientos incluyendo, por supuesto, las elecciones el 11 de febrero, día de la votación.
“De tantas irregularidades la más resaltante fue la decisión de la comisión electoral de depurar el universo de votantes (31) arrebatándole su derecho al voto a una suplente del comité administrativo, que había sido juramentada por el propio Directorio Nacional”, explica González.
Añadió que «esa misma persona votó para elegir el comité administrativo y la comisión electoral (dirigida por el mismo grupo que ganó), pero para el proceso de elecciones entró en la depuración y no pudo votar, como le pasó a otros, algo que no aceptamos por su ilegalidad», puntualizó.
Añade que continúan a la espera de una respuesta por parte del DNPLV, que tome en cuenta estas irregularidades.
Por su parte Ángelo Hernández defendió el proceso alegando: “Si nosotros estuviésemos fuera de lo legal ya nos hubiesen sacado. Esto ha sido una lucha en la que no han podido. Hicimos otra elección y me los gané nuevamente 21 por 10”, expuso.
Agregó que, tras concluir el periodo de los 90 días legales del comité administrativo el pasado 16 de febrero, consultó al DNPLV sobre la respuesta a la situación.
“El doctor Francisco Rangel (vicepresidente) me ordenó asumir la presidencia de la liga y continuar con mis funciones. Quiero aclarar que no soy un irracional para tomar el cargo sin la debida autorización”, señaló.
Igualmente añadió que, de parte del Directorio Nacional, hubo contradicciones pues “le indicaron a la gente de la plancha opositora (la número 1), que recogieran firmas para impedir que yo asumiera”, declaró.
Tras la impugnación de proceso hace un mes, todavía no llega una decisión del DNPLV, espera que mantiene en vilo a la liga.
Arrecia la pugna
Las pugnas internas arreciaron a finales del año pasado y comienzo de 2023 y en ese período aparece en escena Nilson Mora, presidente de la fundación con su nombre, quien, según Ángelo Hernández, “pretende controlar la liga para justificar el destino de los fondos que recibe en Estados Unidos para la institución benéfica que dirige”.
Hernández revela que Mora logró aglutinar a un grupo de exdirectivos, técnicos y representantes que le adversan generando un movimiento en su contra que incluso, amenazó con irse de la liga y llevarse a los peloteros, hecho que al final no se consumó.
Consultado sobre este señalamiento Nilson Mora objetó que su único interés con la Pequeña Liga La Limpia es seguir ayudando a los pequeños como tradicionalmente lo ha hecho en los últimos años a través de la fundación, que preside actualmente Berenice Villalobos.
“Varias personas de la junta directiva me llamaron el año pasado para pedir ayuda, a través de la fundación, en un proyecto para reorganizar la liga. Les dije que contaran con mi apoyo personal, pero la fundación, por su naturaleza, no podía ligarse a esos procesos y debía mantenerse al margen”, explicó.
Añadió que le une al circuito La Limpia una estrecha relación familiar con los fundadores de la liga, Jorge y José Mora, y su trayectoria de pelotero, luego técnico y también árbitro durante muchos años al servicio de las Pequeñas Ligas.
“Hoy me siento en deuda con ese voluntariado, pero personas que hacen vida en esa junta directiva me ven como una mala persona solo por colaborar, personalmente, con un grupo de representantes que busca la mejoría de sus hijos. Les hago saber que seguiré apoyando a los niños en todas las áreas que pueda”, apuntó.
Sin control
Estos acontecimientos, aislados, pero que se presentan con frecuencia, ponen nuevamente en el tapete un escenario que contradice la esencia de las Pequeñas Ligas, movimiento deportivo donde el hilado de tejido social es su lema y filosofía.
Es un tema difícil de abordar y enfrentar por parte de las autoridades del movimiento debido a la diversidad de matices que toma en cada nuevo capítulo, como el de La Limpia, pero que, tras bastidores, todos contienen evidentes signos de irregularidades con muchas prácticas indebidas que, si se escudriñan, conducirían a la pretensión de algunos sectores, bien definidos e identificados, de controlar parcelas en las ligas en aras de usufructo.
Esta apreciación, basada en testimonios que acuden voluntariamente a denunciar a los medios, y otros que declaran bajo condición de anonimato, cobra fuerza con la cada vez más urgente e imperiosa necesidad de generar recursos propios en cada liga debido al inexistente y nulo aporte económico del Estado para su funcionamiento.
La regularización total de estos mecanismos se escapa de las manos y aunque el DNPLV intenta sanear los métodos con alguna reglamentación, sus dimensiones trascienden las barreras de control acarreando toda clase de problemas.
Es pertinente citar también el papel de algunos “cazatalentos”, cada vez más estrechamente vinculadas a las ligas, que con su influencia económica inciden directamente en la adopción de determinados comportamientos, conduciéndoles al servicio de intereses particulares, que muchas veces terminan en conflictos.
Dolorosamente es una situación que por la diversidad de factores que la originan, entre ellos de tipo económico, moral y cultural seguirá sucediendo pues en este sector deportivo no se aplican sanciones ejemplarizantes, más allá de una medida disciplinaria temporal, y hasta los momentos nadie ha sido detenido por atentar contra la salud de las Pequeñas Ligas.
Toca a las autoridades profundizar sus esfuerzos porque en el futuro situaciones similares, o peores, continúen empañando el buen nombre de esta institución con más de 60 años pues al final son los peloteros, los menos culpables y pilar del movimiento, quienes sufren las consecuencias.
Luis Bravo
Foto: Luis Bravo
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Gracias