Como ve Ángel Montilla, uno de sus trabajadores más antiguos, a la primogénita Pequeña Liga Coquivacoa
El actual vicepresidente de la liga recuerda sus casi 50 años al servicio del circuito en el marco del 70 aniversario
Coquivacoa, llamada la primogénita de las Pequeñas Ligas, aunque nació posteriormente a la creación del movimiento en 1955, es la mayor referencia cuando se habla de esta organización de pelota menor.
Fue la primera de Venezuela y Latinoamérica. Igualmente la primera en llevar un equipo a un Campeonato Mundial (aunque todavía era Pequeña Liga del Zulia), hecho ocurrido en 1956, la primera en lograr un título universal con el Campeonato Mundial juvenil de 1986, igualmente en infantil en 1995, lauros que abrieron la cadena de grandes triunfos internacionales que este circuito le ha dado al movimiento.
Rebautizada en 1973, con la inauguración de la urbanización San Jacinto, el circuito asentado en el complejo Nerio «Camarita» Flores, pasó a llamarse Coquivacoa luego de 18 años con el nombre de Pequeñas Ligas del Zulia, fundada en 1955 con sede en el sector La Creole, donde hoy está ubicada la urbanización La Lago.
Allí fue donde nació la organización de la mano de un visionario del béisbol menor como lo fue el ingeniero petrolero norteamericano Frank Poteraj, que trabajaba en esos tiempos en la Mene Grande Oil Company, junto con un grupo de zulianos relevantes como Arturo Celestino Álvarez “El Premier”, Abnobio Suárez y Alfredo Schmilinsky.
Ellos, Inspirados en los lineamientos del movimiento fundado en Williamsport, Pensilvania, en 1939, crearon la primera liga en Venezuela, con sede en Maracaibo, Estado Zulia con el nombre ya señalado, acontecimiento del cual se cumplirán 70 años el próximo 4 de junio.
En el marco de esta celebración hemos querido proyectar una parte de la rica historia de Coquivacoa a través de uno de sus voluntarios más antiguos, Ángel «Anguito» Montilla, heredero del amor al circuito, que su padre le transmitió luego de dedicarle la mayor parte de su vida a la misma tarea.
«Las Pequeñas Ligas para mí significan toda la vida. Toda mi familia ha estado ligada al movimiento comenzando con mi papá cuando, siendo directivo en 1968, me llevó a jugar en la liga Mene Grande y en 1971 fui a un Latinoamericano a representar a Venezuela como jugador», señala Montilla recordando sus primeros pasos.
Señala que luego se mudan a San Jacinto, en 1973, cuando inauguran el complejo deportivo y le dan el nombre de Coquivacoa.
«Yo lo comencé a ayudar porque él era encargado del estadio, que en ese entonces dependía del IND. Mi mamá era del comité de damas, mi hermana era anotadora y casi toda la familia se dedicó a la liga. Ya tengo 55 años durante los cuales he cumplido varios roles, entre ellos, jugador, técnico, delegado y actualmente soy vicepresidente», acota.
Agrega que para toda su familia, y para él en especial, estos 55 años sirviendo a la primogénita de las Pequeñas Ligas significa el mayor orgullo en su vida.
«He visto pasar a muchos peloteros profesionales por aquí, varios de cuáles llegaron a ser estrellas en las Grandes Ligas como Wilson Álvarez, Carlos González, Geremi González, Yusmeiro Petit, Juan Rincón, entre otros», señala.
Recuerda que también ha conocido a grandes ciudadanos en la liga, que, aun cuando no firmaron a la pelota rentada, son grandes profesionales en otras ramas como medicina, derecho e ingeniería.
Luis Bravo
Foto: Luis Bravo

