«Aparicio no ha muerto, ni morirá, porque su presencia se hizo inmortal en la memoria del pueblo»
Personalidades del béisbol se manifestaron en torno al revuelo que causó en la sociedad venezolana la falsa noticia sobre la muerte del «Salón de la Fama» criollo
A propósito de celebrarse el próximo 11 de noviembre el día de Luis Aparicio Montiel, vale la pena volver a poner encima del tapete algunos tópicos sobre la historia de este zuliano, las hazañas, anécdotas y marcas, que hicieron inmortal al pelotero, Atleta venezolano del siglo XX, nacido en Maracaibo y único criollo en el Salón de la Fama de las Grandes Ligas.
La propuesta viene también a propósito de la coyuntura generada por la falsa noticia de su muerte, que estremeció al deporte venezolano la mañana de este sábado 11 de octubre, exactamente a un mes de celebrarse su día, creado el 11-11-2011 para institucionalizar una efemérides en honor al número que usó en su uniforme durante la carrera de pelotero.
Aparicio cumplió 91 años el pasado 29 de abril, nació en el barrio Santa Lucía de Maracaibo, estado Zulia, y saltó al béisbol profesional el 18 de noviembre de 1953. Jugó 18 temporadas en las Grandes Ligas destacando como campo corto en varios equipos y en 1984 fue exaltado al Salón de la fama.
La rica y gigantesca historia de Luis se encuentra plasmada y dispersa en muchos escritos, libros y todo tipo de archivos cuya recopilación conformaría un verdadero tesoro para quien logre articularla y publicarla en una edición moderna, actual, fresca y adaptada a las tecnologías de vanguardia para ponerla al alcance y disfrute de las nuevas generaciones.
Esta idea es el sueño de muchos zulianos que han luchado y se esfuerzan por mantener viva la memoria de este pelotero insigne, referencia del béisbol venezolano, una leyenda viviente del deporte criollo.
En la memoria colectiva
Entrenadores, expeloteros, jugadores, dirigentes y fanáticos del béisbol venezolano, que dentro y fuera de Venezuela forman una cofradía en torno a Luis Aparicio, mostraron desconcierto y sorpresa al leer la noticia de su muerte y enseguida activaron los contactos para conocer la verdad, muestra del inmenso sentimiento que albergan los zulianos por su ídolo.
Enrry Rosales, director de la Federación Venezolana de Béisbol y vocero de este grupo, indicó que esa noticia fue una ventana para mostrar al mundo que «Luis Aparicio está más vivo que nunca porque su presencia está insertada en la memoria colectiva, en la historia deportiva de nuestro estado donde va a estar por siempre. Por eso también ya nos estamos preparando para conmemorar el día de Luis Aparicio, el próximo 11 de noviembre, cada uno a su manera», expuso.
Indicó que el revuelo causado por la falsa información, aparte de la expectativa noticiosa, también despertó una serie de emociones entre la colectividad. Algunas de pesar, otras de nostalgia y algunas de rabia por el error.
«Se demostró ayer que Luis sigue siendo un grande en la memoria de los zulianos, es nuestro Salón de la Fama y, más que ocupar un lugar en el Salón de la Fama de Cooperstown, es el sitial que ocupa en el corazón de su gente. Es un inmortal del deporte», acotó.
Hay que trabajar más para divulgar la historia de Aparicio
«Luis debe ir a la escuela», expresa en sentido figurado Enrry Rosales.
Quienes trabajan en torno a la historia de Aparicio afirman que, irónicamente, en las organizaciones de béisbol menor es poco lo que se enseña sobre este insigne zuliano.
Peligrosamente con el paso del tiempo la transmisión de esa historia a las nuevas generaciones ha venido perdiendo terreno conllevando el riesgo de que sean únicamente los adultos mayores, los especialistas y algunos círculos sociales, quiénes recuerden quién es Luis Aparicio Montiel.
El ciudadano común, la juventud y la niñez no tiene acceso ni contacto con lo que debería ser un capítulo en los programas de enseñanza de educación física del proceso educativo, al menos, en la fase escolar a nivel regional.
«Lo que pasó ayer también es un llamado a reflexionar. Se apretó un botón para alertar a los gobernantes, a los encargados de los programas educativos, a los que tienen responsabilidades gerenciales en el deporte de que Aparicio es un fenómeno realmente excepcional. También que es una responsabilidad de todos ellos dar a conocer a estas generaciones de hoy, que solo han visto jugar a las estrellas modernas, que detrás de ellos hay una historia hermosa, con luminarias que brillaron tanto o más que los peloteros que diariamente son noticia a través de los medios digitales actuales», expresó Rosales.
Lo mismo podría implementarse en las organizaciones de béisbol menor, llámese Criollitos de Venezuela, Pequeñas Ligas o Limenor.
Luis Aparicio a través del «Negro» Charles
Una de las facetas que identifica a Luis Aparicio Montiel en los textos sobre su vida, y por referencias de quiénes le conocen de cerca, es la gran amistad que cultivó con muchos coterráneos de su natal Maracaibo.
Las versiones de esos amigos, más allá de las estadísticas y los registros en MLB, dan para otro libro de historia sobre la vida de Aparicio en sus primeras etapas de vida y como grandeliga.
Uno de ellos es Antonio Charles, conocido como «El Negro» Charles, un humilde servidor de Luis Aparicio desde la niñez, poco conocido en el ambiente, que rodea al huésped de Cooperstown.
Charle, zuliano como Luis, conversó con Bravo Sports a principios de año y expuso algunas anécdotas sobre su amigo Luis Aparicio, que pocas veces han sido reseñadas.
«Yo conocí a Luis desde que él le empezó a agarrar ‘rollings’ en el estadio Alejandro Borges a los peloteros que le bateaban a modo de práctica», relata este veterano del béisbol, hoy de 88 años, tres menos que su amigo Luis, de quién guarda valiosos recortes de periódicos con reportes y crónicas sobre sus mejores hazañas.
La incorporación de Aparicio como mánager a las Águilas del Zulia afianzó esta amistad y desde allí Charles, convertido en un reconocido ‘trainer’, pasó a ser el preferido de Luis.
Sin embargo, no es mucho lo que contó del pelotero que no se haya escrito, no tanto porque no exista, sino porque es muy respetuoso del modo de ser del exgrandeliga al que le guarda absoluta fidelidad, a pesar del paso de los años.
«Luis tiene tanta historia que hasta le han escrito libros, pero en esos libros no está todo lo que ha sido su vida. Además que en algunos hay datos erróneos», dijo sin hacer especificaciones.
«Él era un hombre demasiado disciplinado, vertical, puntual y exigente. Solo los que llevábamos su ritmo de trabajo, cumplíamos su estricto orden, nos mantuvimos a su lado. Yo fui uno de ellos y nos apartamos porque las circunstancias así lo decidieron, nunca por una falta mía a su mandato», recordó Charles.
Dice que a Aparicio no le gustaban las adulaciones y evitaba rodearse de quiénes solían practicar tal costumbre: «De allí viene un poco esa fama que tiene Luis de parecer una persona difícil. No era así, es que se cuidaba de los aduladores», afirma.
Tampoco solía conversar de béisbol todo el tiempo. «Hablar de béisbol tenía su momento y no le gustaba cuando le preguntaban algo relativo fuera de ese momento», señala.
Agrega que tampoco simpatizaba mucho con algunos políticos de turno y rememora que, de hecho, una situación vinculada con esta actividad provocó su mudanza de Maracaibo a Barquisimeto.
«Aparicio se fue de aquí cuando nombraron gobernador a Ángel Zambrano, en 1984, por una situación suscitada previamente entre ambos», dice sin dar detalles.
Entre las preferencias de Aparicio recuerda los amigos y sus reuniones en algunos lugares de la ciudad. «El restaurante los Porrones era una fija, eso sí, a las 7:00 de la noche dejaba el sitio y se iba a su casa. Nunca estaba en la calle más tarde de esa hora y no le importaba la jerarquía del acompañante para abandonarlo al llegar las 7:00», señala.
También recordó que Aparicio era muy fanático de la comida criolla. «Le gustaba mucho el chivo en coco, pero eso sí, comía mucho picante y eso lo llevó al hospital. Tuvieron que operarlo por una lesión en el estómago», añadiendo que la intervención fue en el hospital Clínico de Maracaibo.
Números inmortales
«EL Louisse» como lo llamaban sus compañeros de equipo por su estatura de 1.75 m, participó en dos Series Mundiales: en 1959 y 1966, y ganó nueve (9) Guantes de Oro, fue el primero que alcanzó a batear dos mil hits (2.677) y anotar mil carreras (1.335) en las Grandes Ligas.
Hizo del robo de bases un arma letal, estafó 506 en su andadura por los estadios de la Liga Americana.
Conectó 2.677 hits, 83 jonrones, remolcó 791 carreras, anotó 1.335 y dejó promedio de .262 en 2.599 juegos de por vida.
Fue líder en bases robadas 9 veces, a lo largo de su carrera de 18 temporadas, donde alineaba primero o segundo bate: no era un out regalado, sabía batear detrás del corredor. Fue elegido para 13 veces para el Juego de las Estrella de la AL.
En 1962 en el «All Star Game» pidió conocerlo el presidente de los EEUU John F. Kennedy, las fotografías al joven Luis saludando a su admirador Kennedy, ante el asombro de los fanáticos, rodeados por sus escoltas.
Luis Bravo
Composición gráfica: Luis Bravo