Gianni Savio, el constante Caballero de la Vuelta al Táchira en bicicleta
El técnico italiano ha conquistado cinco lauros dirigiendo en la Grande de América.
En medio del fragor que genera cada edición de la Vuelta al Táchira en bicicleta, una pieza bien importante de este engranaje, los directores técnicos, pasa bastante desapercibido aunque tras bastidores, su trabajo sea el combustible que mueve al gusano multicolor en una u otra dirección, acelerando o desacelerando según lo consideren conveniente.
El italiano Gianni Savio siempre ha estado en la palestra dentro de este contexto durante los últimos 33 años. Es un enamorado de la Vuelta al Táchira y muy pocas veces ha faltado a la cita desde 1989 cuando lo hizo por primera vez.
Con el respeto y reconocimiento que merecen todos los técnicos venezolanos, Savio es un constante caballero en la prueba de ciclismo más importante de las Américas.
No solo viene a disfrutar de la hermosa geografía venezolana a la que admira, quiere y respeta en cada edición del giro, sino que es un ganador, batallando siempre por los puestos de honor.
«Creo que la Vuelta al Táchira, por su historia y tradición, pudiera ser considerada también un evento social y no solo deportivo. Siempre regreso con gran placer a la vuelta Grande de América y agradezco de corazón a toda la afición que siempre me recibe con cariño», añade.
Hasta ahora ha logrado cinco títulos en la carrera andina dirigiendo a equipos que combinan nombres europeos con figuras de Suramérica, principalmente de Colombia y Venezuela.
Sus primeros dos los alcanzó con los venezolanos Luis Barroso en 1992 y Leonardo Sierra en 1993; el tercero con el neogranadino Hernán Darío Muñoz en 2003 y el resto con otro venezolano, José Rujano, en 2004 y 2005 respectivamente.
«Estuve encantado el año pasado por ser condecorado con la Orden de Caballeros de San Cristóbal, de verdad un gran honor y una gran satisfacción», agrega.
Este año está listo para regresar y viene con nuevo equipo: GW Shimano-Sidermec Italia, que hará su debut internacional en la Vuelta al Táchira.
Cazador de talento
«Descubrí América en el 1989, participando en el Tour de las Américas y Venezuela fue el primer país que conocí. El colorido de Suramérica me gustó de inmediato, la alegría de la gente, su calor humano y la pasión por el ciclismo», confiesa.
Aunque no fue corredor de ciclismo, pues comenzó en el deporte como futbolista, revela que su apego a las bielas le viene de la sangre de su abuelo, Giovanni Galli, que fue campeón en su país en la categoría independiente.
Se inició participando en un curso dictado por la Federación Ciclista Italiana obteniendo la licencia de Team Mánager en 1985.
«Para mí lo más fascinante del ciclismo es la montaña y mi gran pasión es descubrir jóvenes talentos escaladores. Podría nombrar muchos corredores que lancé a profesionales, pero si me piden los más importantes, uno por Venezuela y otro por Colombia, está claro que son José Rujano y Egan Bernal», agrega.
Su vida como técnico en Suramérica se ha dividido básicamente entre Colombia y Venezuela. Dirigió el equipo neogranadino en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y el de Venezuela en Beijin 2008 y Londres 2012.
Y su máxima gloria en estas lides fue conducir al colombiano Santiago Botero al Campeonato Mundial en la contrarreloj individual del 2002, en Zolder, Bélgica.
Ha llevado a varios venezolanos a grandes actuaciones en Europa, especialmete al Giro de Italia donde José Rujano destacó como el mejor entre los criollos en 2005 ganando el campeonato de la montaña y ocupando el tercer lugar en la clasificación general individual.
Luis Bravo
Foto: Cortesía